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“A Franco lo cuidaba como a un hijo, nunca pensé que iba a pagarme de esta manera”

A Franco lo trataba como a un hijo, no pensé nunca que iba a pagarme así”.

(primeraedicionweb.com) María Cristina Da Silva, madre de Marina Da Silva, describió ayer como un joven violento a Franco Jesús Ramos, uno de los tres acusados, concubino de su hija y padre de su nieta Kiara. “Era obsesivo, celoso con ella, hasta con la ropa que se ponía y con la gente”.

Un oficial de la Policía de Misiones con memoria directa para recordar números de oficios, como el de una orden de allanamiento, pero totalmente ausente para responder sobre las identidades de sus jefes y el resultado de un procedimiento. Y nuevamente los contrastes en las declaraciones de testigos entre lo sucedido hace nueve años (y volcado al expediente) y lo que se acuerdan hoy.

La segunda jornada de debate oral en el Tribunal Penal 2 por el femicidio en Nemesio Parma de Marina Da Silva (19) volcó testimonios en contra de Franco Jesús Ramos (28), uno de los tres acusados, pero también transitó entre nubarrones de testigos con relatos polémicos.

El oficial auxiliar de la policía, Hernán Federico Rodríguez, abrió la ronda de testigos admitiendo que participó como integrante de la comisaría Séptima de Villa Cabello tanto en recibir las primeras denuncias de la desaparición de María Da Silva en diciembre de 2013 como también que formó parte del procedimiento de hallazgo del cuerpo de la joven en un pozo de agua en Nemesio Parma.

Pero que no recordaba bien las circunstancias o cómo se obtuvo el dato de la aparición de los restos. Sostuvo que fue cerca del Parque Industrial y que había que recorrer un trillo, pero la memoria no le permitía establecer cuántos metros aproximados y dirección precisa, tampoco si se podía observar a simple vista el cuerpo en la perforación y quiénes fueron los testigos que lo descubrieron. “Si recuerdo bien que el oficio tenía el número 35 para allanar la vivienda (de Ramos y Da Silva)”, pero nada del resultado del procedimiento.

Al oficial lo siguieron dos hermanos, jóvenes oleros de la zona, y quienes se adjudican haber descubierto el cuerpo en el pozo debajo de una árbol de mango. Julio Sánchez (33) aseguró que encontró el pozo cuando caminaba a comprar fiado dos vinos a un almacén del barrio Cruz del Sur en Parma durante la mañana del 31 de diciembre de 2013. Remarcó que se lo avisó a su madre y a su hermano Sandro Ramón Sánchez (23) y que pese a que la sombra y de la planta y la profundidad del pozo (cerca de tres metros) vio “un bulto” y sintió olor a descomposición: “Pensé que era una persona”.

De su relato en la etapa de instrucción de la causa los detalles ofrecidos ayer no coincidirían, principalmente por el trayecto que realizó, desviándose llamativamente de la dirección al kiosco.

Su hermano Sandro, no negó conocer a los acusados Franco Ramos, Juan Ángel Portal y Alejandro Da Silva pero también surfeó su explicación entre olas grises: “De casualidad pasábamos por el pozo y vi el cuerpo. De mi casa me iba hacia Campo Bauer”. El detalle de mayor polémica fue apuntar a que lo encontró “tres días antes” del 31 de diciembre.

La madre de Marina, María Cristina Da Silva, empleada doméstica y con domicilio en el barrio Cruz del Sur del paraje Nemesio Parma, recordó que el día de la desaparición de su hija, el sábado 21 de diciembre de 2013, “llegué de trabajar después de las 22 y le estaba mi nieta Kiara (hija de Marina)”.

“Ahí me entero que ese día Franco Ramos la dejó en mi casa y se fue en moto a comprar jugo con Marina y ella no volvió más. Cenamos y me fui a dormir, Franco también se quedó y al otro día me levanté y Marina no estaba y le dije que había que buscarla”.

Agregó que se comunicó con la madre de Franco Ramos y que le dijo que no sabía de su paradero pero que “Franco se quería separar de Marina”.

“A los dos los ayudaba con lo que podía, económicamente, mercaderías, remedios, pañales y le pagaba el médico a Kiara. A Franco lo trataba como a un hijo, no pensé nunca que iba a pagarme así”.

Sostuvo que no denunció de inmediato la desaparición porque “trabajaba todos los días en casas, limpiando y volvía y le preguntaba a Franco si sabía algo”.

El 26 de diciembre acudió a la comisaría Séptima y denunció la ausencia. “Después fuimos con Franco a la olería donde cuidaba el presunto amante que él decía que tenía Marina. Ahí me entero que Franco me había sacado el documento que yo tenía de Marina y el de Kiara, porque el padre (Juan Portal) me dice que se había ido a Paraguay y yo me di cuenta que no se iba a ir con Marina si yo tenía el documento, pero Franco en ese momento me dice que me lo había sacado él de la cartera y Marina lo agarró”.

“Comencé a realizar recorridas con Leonardo, uno de mis hijos, por los campos pero yo no podía faltar a mis trabajos”, remarcó María.

Pero también recordó: “Yo quería ir a hacer la denuncia y Franco se iba a pescar o quería ir a tirar con la gomera”.

Su testimonio incluyó la descripción, su opinión sobre Franco Ramos: “Era muy obsesivo con Marina, no quería que ella saliera, con nadie ni con las primas. Se enojaba, gritaba y le tiraba cosas. Tantas discusiones vi que no recuerdo todas. En una le tiró el tereré encima (…) Ella llegaba con moretones en el cuello también, la ahorcaba, la dejaba toda marcada”.

Luego reconoció a instancias del fiscal del Tribunal, Vladimir Glinka, un cable, prolongador o alargue eléctrico, secuestrado como prueba y con el que había sido atado el cadáver de Marina en los tobillos y brazos. “Ese cable se lo regalé yo a ellos para su casa porque le picaban mucho los mosquitos a Kiara, entonces armé ese alargue y le di con un ventilador”.

Carolina Guadalupe Figueroa (23), hermana de Marina declaró ayer y coincidió en los horarios de los testigos que vieron por última vez a la víctima junto a su pareja Franco Ramos. “Vino con Marina en moto a las 1 del 21 de diciembre y dejaron a Kiara. Mi madre no estaba y yo limpiaba la casa. Ellos se iban a comprar un jugo y volvían pero a las 5 apareció Franco solo en la moto y me preguntó por Marina y yo la vi que se fue con él. Volvió a irse Franco y apareció a las 8 con otra ropa, limpio y se quedó a cenar y dormir”.

 

“También a la taxista”

El último testimonio de la segunda audiencia correspondió a una vecina de Franco Ramos y Marina Da Silva. Cristina Da Silva recordó que durante la mañana del 21 de diciembre vio a Marina lavándose la cabeza con una palangana frente a la casilla que compartía con Ramos. “Después la vi que se fue en la moto con su pareja y Kiara y pocas horas más tarde lo vi volver a Franco en short, sin remera y con una mochila colocada. Entró a su casa y volvió a salir cambiado de ropa”.

Fue directa al responder al pedido de opinión o semblanza sobre las actitudes o comportamiento de Franco Ramos: “Hoy pienso que él también mató a la taxista (Claudia Elizabeth Benítez asesinada y arrojada también en un pozo de Parma en mayo de este año)”.

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