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“La pedra es más perjudicial que la propia cocaína, te destruye la vida”

Un muchacho de San Pedro contó su experiencia en las adicciones. Busca concientizar sobre los daños que generan los consumos problemáticos en jóvenes

(elterritorio.com.ar) La pedra, también conocida como el paco o crack brasileño, es la sustancia que más estragos está causando en los municipios del Norte de la provincia. Según estadísticas, el consumo de droga en la tierra colorada comienza en edades tempranas de adolescentes.

En este contexto en diálogo con El Territorio, Teo, de San Pedro, contó su experiencia como exconsumidor de esa sustancia y los daños que genera al cuerpo.

“La pedra o cualquier otra droga arruinan la vida de las personas, a la vez generan problemas sociales como la necesidad de delinquir para satisfacer la necesidad de fumar”.

El muchacho narró su historia con el fin de generar conciencia en la sociedad en general, debido a que el consumo problemático lo llevo a estar entre la vida y la muerte.

El propósito es que la historia no se repita con otros jóvenes por la falsa y placentera imagen que se tiene de los efectos de las drogas.

Hace más de seis meses que por decisión propia, mucha fuerza de voluntad y apoyo de la familia, dejó de fumar.

La pedra es una sustancia de alto consumo en algunas localidades, sobre todo en adolescentes. Su nombre obedece a la forma rocosa en la que se comercializan las pequeñas dosis. Para algunos es como el crack, pero para otros esto es mucho más potente y, por ende, más nocivo.

Los inicios en el consumo

Según recordó, Teo comenzó a fumar cuando tenía 17, cuando por invitación de su hermano de 15, se reunió con otros chicos en un predio donde funciona una radio.

Al llegar allí se encontró con varios jóvenes con una pipa grande, otros armaban cigarrillos de marihuana y algunos preparaban cenizas para fumar la pedra. En un primer momento cuando lo invitaron dudó en probar, porque pensó en su hermano que consumía desde hace un tiempo, todos los fines de semana.

“Dije ‘bueno, si a mi hermano no le hizo nada, qué me va hacer a mí’. Fumé para probar y no sentí nada, ningún efecto. Después fumé cuando Argentina ganó la Copa América, ahí sentí porque fumé en una pipa más chica y la roca era más grande. Pero tampoco me dejó eufórico porque habíamos fumado nevado” indicó Teo haciendo referencia a sus inicios en el consumo.

El nevado, que en general consiste en marihuana mezclada con cocaína, provoca un efecto adverso al de la pedra. Según explicó el joven, el nevado corta la euforia: la pedra activa y la marihuana relaja.

Desde noviembre de 2021, comentó que sentía ganas constantes de fumar y con ello la necesidad de contar con dinero para comprar las bolsitas. Durante enero y febrero de 2022, fueron los meses de mayor consumo ya que lo hacía diariamente.

En una vivienda compartida con sus abuelos, su madre y una hermana, tenían a disposición un gran espacio en donde era fácil llevar una rutina adictiva sin levantar sospechas y podían pasarse varias horas del día fumando.

“Nos levantábamos entre la una y las cuatro de la tarde, comíamos re poquito y salíamos en la moto. Empezábamos desde las 18 hasta las 5 de la mañana de corrido. A veces fumábamos nevado para cortar y el estar solos en mi casa nos llevó a sentir la libertad de fumar más”.

Las consecuencias
En esa ceguera por la sustancia, surgen otros problemas que llevan a cometer ilícitos con tal de conseguir la droga.

“Cuando uno está cegado por una adicción, no piensa más que en conseguir plata para seguir drogándose, no quería otra cosa que no sea pedra. Como mi única fuente de recurso para conseguirla era mi hermano, hacíamos todo juntos”, detalló el sampedrino.

En medio de la ansiedad por conseguir dinero, varias veces le robaron plata a su abuelo. Teo contó que no siempre era el actor del hecho, pero sí era cómplice. Quería seguir fumando y entonces no contaba a nadie la situación.

“Mi hermano y yo le habremos robado medio millón de pesos a mi abuelo en menos de un año. Vendí ropa, llevábamos bandejas de carne, bolsa de papas, hasta maple de huevos le dimos al que nos proveía la droga”, sostuvo.

En ese lapso, fueron varios los acontecimientos que pusieron sus vidas en peligro. Con el pasar del tiempo las consecuencias del consumo aumentaron, así como las situaciones de manipulación y mentiras, en un ambiente donde una bolsa de pedra vale más que la vida misma.

Esa desconfianza que se genera, la falta de consideración lleva a que el adicto se aleje del grupo o las personas con las que solía consumir para hundirse en la peor etapa, que es la del consumo solitario, indicó el muchacho.

“Hubo una época en la que no comía, vivía a base de agua y pedra y esa fue mi dieta por un mes. El cambio físico fue chocante, me levantaba la remera y se me salían las costillas. Desde chico era grande y gordo y me había quedado pálido. Quienes me vieron en ese estado no entendían qué pasaba. Fue cuando me di cuenta de que estaba mal”.

Un nuevo comienzo

En ese lapso fueron cuatro sucesos los que llevaron al joven a alejarse del consumo. Por un lado el dolor de la familia, principalmente su madre y su novia, y el estado en el que se encontraba su hermano, que en ocasiones de rodillas suplicaba por pedra.

Por otra parte, un ataque a machetazos que sufrió junto a su hermano, que terminó con profundas lesiones y fue por dos jóvenes que también estaban relacionados con el consumo. Si bien fueron innumerables las veces que entre ambos prometieron que era la última vez que iban a fumar, no lograban alejarse de esa rutina adictiva.

“En la Navidad pasada, quedamos de juntarnos con mi novia, yo tenía 500 pesos y organicé para comprar y fumar un poco, antes de ir a su casa. Estuve hasta las 6.30 fumando, mi novia me esperó hasta las 4, mientras su papá le decía que se fuera a dormir”, detalló sobre uno de los episodios que lo llevó a tomar conciencia de los efectos nocivos de la sustancia.

Si bien brindó detalles de otros acontecimientos, el hablar del daño a sus afectos hizo que se quebrara.

“Hace poco mi novia me contó eso y me generó mucha tristeza porque hacía seis días que habíamos oficializado nuestra relación. Soy una persona sensible y más cuando se trata de mi novia o mi familia. Eso y después de que casi nos matan, cuando volví a mi casa y me prometí no consumir más. Recién ahí entendí a mi mamá y el porqué de sus consejos”, dijo Teo mientras se le caían las lágrimas.

Estar entre la vida y la muerte, sumado a los efectos nocivos y en consideración a sus afectos, lo ayudó a tener fuerzas para recuperarse. La última vez que fumó pedra fue el 14 de octubre de 2022 y a mitad de cada mes suma un ciclo más lejos del consumo.

“Los primeros dos meses son el infierno en vida, te aprieta el pecho y en este lapso escribí cuatro notas de suicidio. Gracias a Dios pude salir, y esto quiero que sepan todos, nada ni nadie te va sacar de las drogas si vos no te proponés. Tuve a mis allegados que me apoyaron, pero si yo no decidía, mi realidad sería diferente”.

En cuanto a su hermano, agregó que también decidió alejarse del consumo mediante un tratamiento asistido con medicación. Por este motivo, Teo valoró la construcción del Centro de Atención de Drogas que se construye en San Pedro, ya que la venta y el consumo ocurren desde edades muy cortas.

“Estoy muy feliz por el centro que están construyendo en San Pedro. Conozco un caso en donde un joven le obligó a su hermanito de 12 años a consumir y que salga a robar. Yo no podía creer cuando estuve frente a la situación y le dije al chico que salga de eso. Si vos sabes cómo es el mambo de la pedra y tenés un hermanito más chico, cuidalo”, expresó.

Los efectos

En cuanto al efecto nocivo de la sustancia, aseguró que es más perjudicial que la propia cocaína. Según contó, Teo fuma cigarrillos desde los 15 y notó efectos adversos notorios en su salud.

“A los seis meses de fumar pedra comencé a escupir coágulos de sangre todas las madrugadas. Es perjudicial para la salud y en lo financiero, siempre va estar todo bien mientras fumás, pero cuando no tenés plata puede llevar a que cometas mentiras e incluso robar”.

En la localidad de donde proviene el muchacho, la pedra se fuma con manguera y un trozo de aluminio que por lo general extraen del interior de un paquete de cigarrillos. Con esos materiales se prepara una pipa casera y la ceniza se coloca para evitar que al derretirse vaya directamente a la boca y provoque quemaduras.

“Es muy fácil conseguir pedra o marihuana en San Pedro y cualquiera puede vender. Ya no lo hago porque no quiero arruinarle la vida a nadie como me arruinaron a mí. Ojalá que mi historia sirva para que otros chicos dejen de consumir o sean conscientes del daño que genera, en todos los sentidos de la vida”, concluyó Teo.

Actualmente se encuentra en su domicilio con la expectativa de conseguir un trabajo para subsistir alejado del consumo problemático de drogas.

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