Archivos policiales: El estallido de una bomba misteriosa que sacudió a Misiones
Se cumplen 26 años de la muerte del "Pelado" Britez (11) en El Alcázar, víctima de un artefacto frente a la casa del médico Hugo Salazar del Risco. El caso quedó impune.
(primeraedicionweb.com.ar) En El Alcázar nadie podía entender. Eran alrededor de las 6.30 del 15 de octubre de 1988 cuando el pueblo de unos 1.500 habitantes en la zona urbana se despertaba sacudido por una fuerte explosión.
Pronto se conoció la triste noticia: una bomba casera disimulada en una caja de pescadores, con clavos de una pulgada y media en su interior, estalló al ser alzada por un chico que iba a la escuela, destrozándolo, mientras que un amigo de la misma edad sufrió fractura expuesta de su pierna derecha.
Jorge Daniel Brítez, “Pelado” -así lo llamaban sus amigos del equipo de fútbol donde jugaba de 10-, era alumno de cuarto grado de la Escuela 272. A diario recorría en línea recta las pocas cuadras que separan su casa de la escuela.
Aquel 15 de octubre él y Maxi Piris hicieron un camino en zig-zag y tomaron por la avenida Belgrano, que termina justo en la plaza céntrica.
Pelado estaba feliz y sólo pensaba en qué regalo podía comprar por dos pesos, para regalarle a su mamá en el Día de la Madre.
Al pasar frente al portón del garaje de la casa del médico del pueblo, Hugo Fernando Salazar del Risco, los dos chicos vieron una caja de pescadores, roja y blanca, cerrada con un candado y con un ladrillo encima.
La curiosidad de Pelado fue más fuerte que su precaución: se le ocurrió averiguar qué había dentro y movió el ladrillo. La caja estalló en mil pedazos y lo mató en el acto.
Un tiempo después, Maxi contó que él también quiso agacharse a “curiosear”, pero sintió que algo lo hizo retroceder unos 20 metros. Fue como si una mano misteriosa lo pusiera a salvo.
De testigo a imputado
Salazar del Risco recordó entonces que “estaba listo para levantarme y con mi esposa escuchamos un ruido terrible, creímos que era un árbol que había quedado muy mal después de un tornado. Pero me asomé y vi un espectáculo dantesco: el cuerpo de un chiquito totalmente eviscerado, se le había abierto la pared del abdomen, tenía muchas fracturas. Y como si fuese una película macabra, todavía estaba prendido fuego, le salía humo del cuerpo. Había un amiguito con su pierna rota, el hueso al aire, y con unos 10 centímetros de pérdida de la masa muscular. Se había sentado a mirar el cadáver de su amiguito, yo le hice las primeras curaciones y después lo llevaron al SAMIC de Eldorado”.
JUEVES 15 DE OCTUBRE DE 1998. Salazar del Risko en el taller de su casa, donde habría confeccionado el artefacto mortal.
Días después, la policía comenzó a estrechar el círculo en torno a él y luego de reunir varios elementos el juez Rubén Lunge ordenó su detención.
Salazar del Risco estuvo dos años y un mes en la cárcel de Eldorado, hasta que un juicio lo liberó el 22 de noviembre de 2000 por el “beneficio de la duda”.
Regresó a Perú, de donde era originario, y de donde no se lo pudo extraditar cuando se intentó reactivar la causa contra él.
El caso, en síntesis
- La bomba estalló a las 6.30 frente al portón del garaje del médico Hugo Fernando Salazar del Risco y provocó la evisceración del niño Jorge Brítez y graves lesiones a Maxi Piris. Ambos se dirigían a la Escuela 272.
- Se trataba de un artefacto casero construido con un matafuegos con el explosivo y clavos de cuatro centímetros. La espoleta fue cargada por un orificio en la válvula. El mecanismo se activaba con un elástico y un ladrillo.
- En ese momento se pensó que el atentado estuvo dirigido a Salazar: la bomba había sido colocada a menos de un metro donde una de sus hijas, de 8 años, todos los días a las 7.30 se sentaba a esperar el transporte escolar.
- Una de las conjeturas de entonces fue que el hecho guardaba relación con su incursión en la política, como candidato a intendente en 1995, pero también por un caso de mala praxis que lo tuvo como imputado.
- Días después, miles de personas despidieron los restos mortales del niño despedazado por la bomba, los medios de comunicación nacionales siguieron el caso durante varios días, incluso enviaron sus equipos a seguirlo de cerca.
El santuario sobre la avenida Belgrano recuerda el escenario de la muerte del “Pelado” Brítez
- Una semana después del estallido de la bomba, la policía llegó a la conclusión que el médico peruano confeccionó el artefacto y lo montó frente a su casa, por lo que pidió su detención. El juez Rubén Lunge dispuso su arresto.
- Las pruebas parecían condenar al médico: los nudos del hilo que activaba la bomba eran de cirujano; los testigos hablaron de movimientos sospechosos en la puerta de Salazar, momentos antes de que estallara la bomba, entre otros.
- A los investigadores les asombró la precisión con que Salazar describió cada elemento del artefacto desperdigado, cuando aún no habían llegado los peritos a la escena del crimen. Ello fue utilizado como argumento para acusarlo luego.
- El albañil Juan Carlos Grevinski, declaró como testigo en la causa y afirmó que un día el médico le mostró una caja de pesca y le dijo que con ella se podía fabricar una bomba para “hacer mierda a quien no querés”.
- En la audiencia de noviembre de 2000, la jueza Demetria González de Cantero desechó ese testimonio porque el hombre no recordaba cuándo fue la conversación con Salazar del Risco, ni en qué circunstancia.
- Durante el juicio se desecharon otras pruebas, como el nudo que sujetaba la bomba. La magistrada y su colega Angel Dejesús Cardozo dijeron que no sólo un cirujano podía confeccionarlo, sino también un odontólogo y un veterinario.
22 DE NOVIEMBRE DE 2000. Los padres del “Pelado” y el fallo que selló la impunidad.
- El juez Roque Martín González, en disidencia, pidió la condena del médico a prisión perpetua como autor del atentado que le costó la vida a “Pelado” Brítez. Dijo que entre las 6 y las 6.05 montó el artefacto, sabiendo su enorme poder.
- Salazar del Risco estuvo preso dos años y un mes en la Unidad Penal III de Eldorado, lapso en el cual tuvo un buen comportamiento y hasta asistió a otros internos que requerían de atención médica.
- En noviembre de 2000 se realizó el juicio oral y público en el Tribunal Penal 1. Duró dos semanas, declararon decenas de testigos y se aportaron numerosas pruebas, pero el imputado terminó absuelto por el beneficio de la duda.
- El fallo fue apelado por la fiscal Liliana Picazo y en 2001 el Superior Tribunal de Justicia de Misiones ordenó la anulación del juicio y la realización de otro. Pero el médico ya estaba viviendo en Moyabamba (Perú) y su país negó la extradición.