
“Nos pusieron de rodillas”: la zafra gruesa llega a su fin
la campaña concluye con precios en origen que no cubrieron costos, pagos diferidos de hasta un año y fuertes caídas en el rendimiento, lo que amenaza la continuidad de la actividad.
(primeraedicionweb.com.ar) Productores advierten que la campaña concluye con precios en origen que no cubrieron costos, pagos diferidos de hasta un año y fuertes caídas en el rendimiento, lo que amenaza la continuidad de la actividad.

La zafra gruesa de la yerba mate está llegando a su fin y los productores la despiden con un sabor amargo. El período que se extiende de abril a septiembre cerrará en los próximos días y quedará marcado como uno de los más difíciles de los últimos tiempos.
Sin la fijación de precios por parte del Instituto Nacional de la Yerba Mate, por decisión del Gobierno nacional, el sector quedó expuesto al libre mercado y recibió valores que en muchos casos no alcanzaron ni siquiera a cubrir los costos de cosecha.
Julio Petterson, subsecretario de Asuntos Yerbateros y productor, describió la campaña como una de las más duras que le tocó vivir. Recordó que la cosecha arrancó con un precio de 305 pesos por kilo en algunas zonas, pero en otras localidades cerró en apenas 160. Señaló que “al productor le quedaron 25 pesos, 30 pesos en planta” luego de pagar cosecha, flete y acarreo, una situación que calificó de “vergonzosa totalmente”.

La disparidad fue notoria. En localidades como Andresito, una cooperativa mantuvo los 305 pesos hasta el final, mientras que otras empresas ofrecieron 260, 200 o 180. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, afirmó que este contraste refleja el libre mercado, donde cada industria impone el valor sin que exista un organismo que garantice un piso mínimo.
Para sostener la cosecha, muchos pequeños productores debieron vender tabaco, ganado o mandioca. Con pagos diferidos de hasta 180 días y cheques rechazados en distintas zonas, la situación se tornó insostenible.
Petterson reconoció que “desde que yo arranqué vendiendo mi producto propio, no había atravesado una campaña tan adversa”. Comparó el escenario con la década del noventa, aunque aclaró que en esa etapa el deterioro llevó diez años, mientras que en la actualidad la caída se dio en apenas dieciocho meses.
El dirigente yerbatero fue contundente al describir el impacto. Dijo que “nos pusieron de rodillas” porque la balanza se inclinó hacia las grandes industrias, que determinan cuánto pagan al productor y a qué precio venden al consumidor. Recordó que históricamente el ingreso de quienes cultivan rondaba entre el diez y el quince por ciento del valor en góndola, pero en la actualidad está por debajo del cinco.
La perspectiva hacia adelante tampoco es alentadora. Petterson advirtió que la producción cayó entre un quince y un veinte por ciento en distintas zonas, lo que implicará aún menos ingresos el próximo año.

Planteó que muchos no podrán limpiar los yerbales ni fertilizar, lo que compromete la continuidad de la actividad. Además, anticipó que existe un fuerte descontento y que los productores evalúan no realizar la zafriña de fin de año, ya que suele usarse para planchar precios y fijar referencias a la baja para la campaña siguiente.
En paralelo, Jorge Skripczuk, productor de Aristóbulo del Valle, relató que dejó de cosechar hace dos años y que este 2025 tampoco levantará hoja verde. Explicó que los valores no cubren los gastos y que los pagos diferidos, incluso con cheques a plazos de hasta 360 días, hacen inviable la continuidad.
Aseguró que “este año fue más duro que el anterior” y que en algunos grupos de productores circularon documentos fechados para 2026, lo que muestra el nivel de precariedad en las operaciones.
Skripczuk resaltó que los insumos básicos, como combustible, energía y otros servicios esenciales, aumentan de manera constante, mientras que los ingresos caen. Observó un clima de desesperación en el sector porque no hay medidas oficiales desde la Casa Rosada que contengan la crisis.
Por su parte, Ariel Steffen, productor de la zona norte, describió la situación como “muy triste más para el pequeño, el chico se obliga a vender cosas para sobrevivir”. Señaló que hay colonos con hasta 35 hectáreas de yerba que deben desprenderse de tractores o materia prima para cubrir deudas y que los pagos diferidos con cheques de seis o siete meses, muchas veces devueltos, generan pérdidas de hasta un 30%.
Comentó que “hoy para terminar la zafra ofrecían 70 pesos en planta, 80 lo mejor de los 100, 120 en el mejor de los casos. Imposible para un colono sobrevivir así” y cerró asegurando que la situación genera abandono de chacras, ventas masivas y la intención de muchos productores de emigrar, incluso hacia Brasil.
Abrazo al INYM
Productores de yerba convocaron a un “abrazo simbólico” frente a la sede del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) en Posadas, el próximo miércoles 24 de septiembre a las 9 de la mañana.
El objetivo de la misma es reclamar la restitución de las facultades que fueron eliminadas por la Ley Bases del presidente Milei y la designación de un presidente al frente de la institución, para que vuelva a regular precios.
