
“Un episodio traumático”: la tragedia de Campo Viera y el acompañamiento a las familias
Luego del accidente que costó la vida a nueve jóvenes, la Dirección de Salud Mental activó dispositivos de duelo y contención en la UNaM de Oberá y en Eldorado, donde el dolor “aún no termina de caer”

(primeraedicionweb.com.ar) A una semana del siniestro vial que conmocionó a Misiones, que dejó como saldo 9 fallecidos y 29 heridos, el Ministerio de Salud Pública activó dispositivos de contención emocional en instituciones educativas de Oberá y Eldorado. Sucede que en ese colectivo viajaban varios estudiantes de la UNaM y gente muy joven, algo que impactó a los misioneros.

En comunicación con FM 89.3 Santa María de las Misiones el director provincial de Salud Mental, Nicolás Aranda, explicó que “fue un tema que a todos nos generó un gran impacto y movilización y entendimos que desde salud pública, como parte del Gobierno de la provincia, teníamos que ponernos a trabajar sobre la temática”. Días después del hecho, equipos interdisciplinarios se presentaron en el campus de la Universidad Nacional de Misiones en Oberá, donde cursaban los jóvenes fallecidos.
Allí se realizaron espacios grupales para los compañeros más cercanos. “Lo que propusimos fue trabajar primero con los compañeros directos… darles un espacio para poder recordar, para poder charlar sobre cómo continuar con el duelo, de qué implica el trabajo del duelo”, añadió. Destacó que el acompañamiento se hizo “con un equipo interdisciplinario de la Dirección de Salud Mental, la zona sanitaria y el hospital”.

En Eldorado, el impacto emocional también fue profundo. “Yo soy oriundo de Eldorado y lo veía en los estados de WhatsApp y en las historias de Instagram, el impacto que había generado en la comunidad”, contó Aranda. En este caso, se priorizó la asistencia a allegados directos y aún se evalúan acciones más amplias, como talleres para toda la comunidad educativa.
El funcionario describió la situación emocional colectiva como “un episodio de carácter traumático”. Y advirtió que los efectos pueden aparecer en distintos momentos: “Hay gente que ahora se siente angustiada, y otras personas a las que recién en tres meses ‘les cae la ficha’. Por eso hay que acompañar ese proceso”.
Sobre la reacción de los estudiantes, señaló que hubo distintas formas de participar. “Había un grupo que percibió un poco más de privacidad, intimidad, para poder trabajarlo… poder expresar el dolor, llorar, hablar de lo que uno siente es muy importante”, relató, y mencionó que muchos jóvenes expresaron “la idea de planes que quedan truncos”.
El acompañamiento a las familias también es parte del dispositivo, aunque con abordajes diversos según cada contexto. “Es un trabajo muy arduo, porque va variando mucho de familia a familia. Hay familias que vienen de la colonia, que lo van a trabajar culturalmente de otra forma. Entonces acompañar quiere decir quizás un llamado telefónico o una visita domiciliaria”, explicó.
Alta demanda en salud mental
Respecto al trabajo sostenido que realiza la Dirección de Salud Mental en situaciones críticas, Aranda afirmó: “Siempre se van ofreciendo los espacios. Lo que buscamos es ver qué demanda surge y acompañar desde ese lugar”. Además, reconoció que la demanda creció notablemente en los últimos años: “Desde el final de la pandemia, las consultas incrementaron arriba del cien por cien”.
Finalmente, planteó que atender la salud mental no solo implica más profesionales, sino mejores condiciones de vida. “Por más que llenemos de psicólogos y psiquiatras todos los lugares, si las condiciones de vida no son saludables, si no hay trabajo, paz o posibilidad de proyectar, es muy difícil hablar de bienestar mental”, concluyó.



