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LT 13, la radio que abrió picadas en el éter misionero

El compromiso de la radio “era llevar la voz argentina y el mensaje de argentinidad, pero con un contenido fuerte en lo educativo, cultural, musical”.

(primeraedicionweb.com.ar) Norma Elvira Duarte, Antonio “Tony” Sabaré, Raúl Celada y Roberto Carballo. En primera persona, los protagonistas de los días dorados de la emisora, comentaron sus vivencias durante la convocatoria realizada por la Junta de Estudios Históricos de Oberá, que tiene como objetivo poner en valor la historia local, rescatar la memoria y valorar a los protagonistas y a las instituciones. El compromiso de la radio “era llevar la voz argentina y el mensaje de argentinidad, pero con un contenido fuerte en lo educativo, cultural, musical”.

La Junta de Estudios Históricos de Oberá apeló a la memoria de Norma “Nichi” Elvira Duarte, Antonio “Tony” Sabaré, Raúl Celada y Roberto Carballo, para dar vida a los recuerdos que atesoran de la querida LT13 Radio Oberá, con su inolvidable slogan “Abriendo picadas en el éter misionero”. Y, sin querer, el ciclo de charlas que con asiduidad se desarrolla en la Casa del Bicentenario, se volvió nostálgica.

 

Tras la bienvenida, a cargo de Mirtha Monge, para “romper el hielo”, Antonio “Tony” Sabaré recitó de memoria el texto con el que la recordada emisora iniciaba diariamente su transmisión: “Despierta el nuevo día y como un mensajero fiel de todas sus variadas resonancias LT13 radio Oberá inicia su labor de hoy. LT13 Radio Oberá con estudios centrales y planta transmisora en Larrea 886, de Oberá, Misiones, República Argentina, les desea muy buen día”. Esas palabras arrancaron el aplauso del numeroso público, dando lugar a las vivencias, en las voces de sus protagonistas:

Norma Duarte, que se caracterizó por ser la voz femenina, ingresó a LT13 en 1968 y permaneció hasta 1994, cuando la radio cerró sus puertas. Fue locutora comercial y conductora de programas con diferentes contenidos. Luego trabajó en otras emisoras y en el departamento de prensa de la municipalidad local. Como escritora, publicó “Los vínculos del micrófono en la zona centro” y “Vidas y vivencias”.

LT 13 Radio Oberá, conocida cariñosamente como “La Escuelita”, fue la primera emisora del interior de Misiones. Nació el 15 de diciembre de 1963. Durante su existencia vio pasar ante sus micrófonos a destacadas personalidades de la política, la cultura, el arte y el deporte, reflejando el quehacer de la comunidad.

Los inicios de Raúl Celada, conocido con el nombre artístico de Narciso Félix Viveros, fueron en la propaladora de Don Andrés Díaz. En una especie de parlante comentaba las actividades sociales y recreativas que se iban a dar en la ciudad. Fue descubierto por Hugo Amable, que lo llevó a LT13, donde se desempeñó como locutor y periodista durante la existencia de la radio. Colaboró en el semanario Pregón Misionero, en transmisiones deportivas, e instaló en la comunidad automovilística deportiva el slogan “El más pintoresco del Nordeste”, cuando se refería al autódromo de la Capital del Monte.

“Estábamos afiliados a la Sociedad Argentina de Locutores (SAL) y teníamos los aportes al día. Los operadores tenían la obra social de los radiotelegrafistas y afines. Eran seis horas de trabajo y media hora de descanso, además de un franco semanal”.

Roberto Carballo nació en el kilómetro 17 de Campo Grande, estudio en el colegio “Amadeo Bonpland” y en el Instituto Montoya, de Posadas, se recibió de profesor de historia. Se desempeñó como preceptor en la escuela Santiago de Liniers y como profesor de historia hasta su jubilación. Desde 1985 es comerciante, propietario de Petete Musical y Sonidos disquería. Fue el encargado de la musicalización de LT13, su talento y buen gusto musical dieron vida a los programas, creando una atmósfera especial que los oyentes apreciaban.

 

 

Sabaré es locutor nacional, ingresó a LT13 en noviembre de 1983 y permaneció hasta 1987. Se desempeñó como locutor comercial, conductor de programas musicales, y se inició como relator de fútbol.

Vecinos comprometidos

Sabaré indicó que, tras la apertura diaria, venía la hora del colono, emblemático espacio de la madrugada, destinado a la colonia, a los agricultores, con música regional, de los inmigrantes, para un público adulto y madrugador. Oberá comenzaba a desarrollarse y en la década del 60 y del 70, según la apreciación de Don Aldo Gil Navarro, “contenía una diversidad de vecinos muy comprometidos con el despegue comunitario”.

Según Sabaré, existían medios de comunicación escritos, pero nada de lo relacionado a la oralidad, por lo que era la ocasión que se habilitara una radio. “El Comité Federal de Radiodifusión y los organismos del Estado nacional, responsables del otorgamiento de las frecuencias en aquel entonces, observaban en las regiones limítrofes la necesidad de contar con una voz argentina para contrarrestar, en gran parte, la influencia de lo brasilero y de lo paraguayo. La exigencia establecida por ley instaba a reunir condiciones económicas sólidas, morales, éticas, culturales, para recibir la autorización a efectos de habilitar una radio”, expresó.

“Se marcaba tarjeta al entrar y al salir, por tardanzas nos sancionaban. Primero la radio trabajaba desde las 6 y hasta la medianoche y luego se cerraba a las 21”.

Agregó que el trámite no era sencillo, pero, “evidentemente este grupo de vecinos reunía esas condiciones, por lo tanto, el Estado nacional otorgó a estos socios esa frecuencia. Si bien el espectro radiofónico es propiedad de la humanidad, el estado de cada país es el que lo maneja, y otorgaba las frecuencias en el dial, por eso LT13 se sintonizaba en el 1470 del dial (hablando de modulación de amplitud). Estábamos con la AM, categoría F (baja potencia), fronteriza, con algunos beneficios de exención de impuestos, pero con el compromiso de llevar la voz argentina y el mensaje de argentinidad, pero con un contenido fuerte en lo educativo, cultural, musical, a fin que se constituya en un vehículo más de conocimiento, de educación, y de presencia en esta zona fronteriza”.

 

Raúl Celada sostuvo que la invitación “es un privilegio” y que desde 1963 era una de las voces que eligió Hugo Amable para estar al frente de la emisora. Citó a quienes integraron la lista directiva de LT13, ente ellos, el director y mentor Hugo Wenceslao Roque Amable; Dr. Luis Augusto Derna, Pintos, Ramírez, Eladio Evaristo Villaverde, González Avellaneda. “Ellos conformaron la sociedad que dio vida a LT13, que funcionaba en la casa de los Derna”, acotó quien era hijo de un carpintero de la avenida Tucumán.

Celebró que el deporte “me dio muchas satisfacciones, pude viajar a Bogotá, Colombia; a Brasilia, a España, donde iba no dejaba de mencionar lo que fue esta emisora fronteriza para la provincia de Misiones”. “Acelerando en la tierra colorada” se llamaba el programa de automovilismo que relataba, y también se ocupaba del fútbol y básquetbol. Gracias al “Mago de la selva” (Haupt) de hizo una transmisión desde Esquel, Chubut. Primero se hizo la prueba y la transmisión salió perfecta. “No se imaginan mi satisfacción cuando apreto el micrófono y digo: ‘Atento Oberá, aquí llamando desde Esquel’. ‘Aquí Oberá, adelante por favor’. Todo un esfuerzo técnico y comercial acompañando a la Selección Misionera de Básquetbol, con la incógnita si se lograba ese enlace y si sería exitoso. Finalmente, gracias al trabajo de Don Ralf Haupt salió y bien”.

 

“Nato”, que fue el coordinador general de LT13 y jefe de varios de los presentes, aclaró que en esa época el locutor utilizaba un seudónimo, si así lo quisiera, por lo que él eligió el de Celada.

 

Palabritas que sirven

Norma Duarte se alegró de acompañar a “los queridos amigos, porque de tantos años de trabajo se formó una familia. Entré en 1968 con apenas 19 años. Estaba estudiando inglés en la cultural inglesa, en el Linneo, e iba y venía porque tengo un parentesco con Doris Sand. La pasaba a saludar y me decía entrá, entrá. Y así empezó mi historia porque un día me dijo, ‘querés probar tu voz’, y yo contesté: ‘si dale’, y me llevaron el tandero”.

Contó que el comercial se hacía en vivo y que “tenías que vender lo que sea porque la voz del locutor es voz de pueblo. Es una voz que tiene que estar sana, limpia, alegre, eso aprendía en las reuniones con Amable. Nos decía: ‘acuérdense que, durante las visitas, la estrella es a quien se invita’. Y cuánta razón tenía porque hay ocasiones en las que uno quiere subirse allá arriba y no es así”.

“Nos recalcaba: humildad, autenticidad, respeto. Todas esas palabritas que después sirven porque hay que activarlas y practicarlas”, sostuvo, y recordó a gente importante de la cultura que pasó por la emisora como: Hugo Amable, Ada Sartori, Teresa Morcchio y su esposo, Rosa Peluso de Moreyra, Aldo Gil Navarro, Sara Serdiuk, Gloria Miguel, y Kity Ponce, entre otros.

“Era martes y Doris fue a buscarme para decirme que Amable me citó para el jueves a las 18. Pisaba nubes. Entré con Amílcar Rojas, que era paraguayo, que me transmitió tranquilidad. Lo más grande que hay es trabajar en radio, la radio se ama, acompaña a tanta gente, de las chacras”, rememoró.

Añadió que “así comenzó mi vida, hice todos los horarios. Eran seis horas de trabajo y media de descanso. Era hablar y hablar, y llevar el libro registrado con sello, que luego se mandaba a Buenos Aires. Por lo general lo hacíamos las mujeres, y era obligatorio anotar cuál era el tema, quien vino de visita, con horario, era una seriedad única”. Duarte hacía un programa junto al Juez de Paz Juan Carlos Torres, “yo leía el poema para los chicos y él para las mujeres. Era nuevita y los sábados me tocaban las orquestas que venían de otro lado. Venían desde lejos a tocar. No existía el aire acondicionado, sino un ventilador, en una sala de yeso. Era impresionante el calor, pero era una alegría total la de la gente que venía a actuar. La hora de los niños con el tío Raúl y el tío Kelo. Venían desde las chacras, de General Alvear, Colonia Alberdi”. Ya de grande, un día necesitaba un albañil y el hombre le dijo: “Primero quiero decirle algo. ¿Sabe que usted me regaló un autito, que fue el primer juguete de mi vida?. Me quedé helada. Me contó que iba a La hora de los niños. Un vecino de General Alvear los traía en una camioneta cuando se portaban bien. Los dos nos emocionamos hasta las lágrimas y pensaba: produje alegría en un niño que se acuerda siendo hombre. Fue magnífico. El plomero también me dijo que iba a La hora de los niños todos los domingos porque ‘me quedaba cerca y cantaba’. Y me cantó la canción. Sabía esa nomás, y la repetía”.

De las mejores épocas

Roberto Carballo era discotecario junto a Rubén Benítez. Eran quienes hacían las planillas, seleccionaban la música y tenían una enorme responsabilidad porque la radio es palabras y música. Para eso se turnaban.

“Con la radio empezó una comunicación amplia. Hay gente que decía pasó tal cosa, y cómo te enteraste, dijo la radio. La radio era la radio”.

Orgulloso contó que “LT13 fue una época, quizás la mejor que yo pasé. Ingresé en 1977 como operador y la radio tenia por slogan ‘Abriendo picadas en el éter misionero’. Después me nombraron como jefe de discoteca. Llegamos a tener diez mil discos long play. Hacíamos una planilla con cuatro copias donde se mencionaba el tema que iba a ir, el autor y el intérprete. Uno era para el locutor, otro para el operador, otro para Amable y un restante para Sadaic. Todos los días se hacia la programación desde las 6 y hasta la medianoche. Se anotaba todo”.

Lo trajo a la radio alguien que, considera, “fue un símbolo para Oberá. Trabajaba como operador técnico y un día Don Ralf Haupt llevó a arreglar un equipo y me dijo: ‘Amable necesita un operador, andá y decile que yo te mando’. Vine, y con Amable tuve una muy buena relación desde un principio. Él me apreciaba mucho, era mutuo. Después que me recibí de profesor de Historia me decía: ‘hola colega, ¿cómo le va?’ Y yo me inflaba. Era un orgullo para mí. Haupt iba a la radio y arreglaba los equipos, al canal, a un consultorio médico, era una eminencia en la electrónica, como él creo que no hubo otro”.

Sabaré mencionó que la dirección estaba a cargo de Hugo Amable y la coordinación general a cargo de Raúl Celada. El plantel de locutores disponía de una amplia sala de locución, y el servicio informativo funcionaba en una dependencia aparte, con micrófono y operador en el centro. Estaba la discoteca, la administración general de la radio, un equipo de producción publicitaria que salía a vender a la calle, y un equipo de cobranza, personal de maestranza, mantenimiento de equipos.

Tiene recuerdos de “Gallardo, Marisa Novak, Guillermo Reyna Allan, un cordobés que era una eminencia en deportes, Kelo Aranda. Éramos todos amigos”. Dijo que el slogan “Era una realidad para todas las colonias” y nombró programas como: “La hora del colono, La hora de los niños, que era una cosa bárbara, Qué sabe usted de historia argentina, programas de fútbol, boleros al atardecer, solamente orquestas y Música de Buenos Aires, además de música de mis pagos iba los sábados por la tarde”.

Entiende que la comunicación “era una cosa realmente difícil”. Mencionó que trabajaba con discos long play y que su tarea con la música continuó en “Petete Musical”. “Debo decir que el compac es calidad, pero no tiene calidez, es metálico, el disco es cálido. Me gusta el ruido a púa. Me emociona el hecho de pensar que voy a escuchar un disco”.

“A la radio le debo eso. Desde la radio me mandaban a comprar los discos a Abel Sager, que un día me dijo, vení a trabajar conmigo. Empecé a trabajar y nació Petete musical. Todo vino a través de la radio. Amable decía pedile a Sager que nos fie tantos discos por mes, así se hacía, así se hizo. Para mí la época de radio es inolvidable, es lo que me falta. Después me recibí de profesor de historia –impulsado por Amable- y no tenía más tiempo para hacer radio. Hoy volvería a hacer radio, seguro”.

Para cerrar, Sabaré recitó: “Acompañada quizás por el canto lejano del ultimo pájaro nocturno en la penumbra de la selva, LT13 acalla su mensaje del día con la confianza de haber sido durante su transmisión, amigo oyente, la mejor inspiradora de su labor”. Y el auditorio estalló en aplausos.

 

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